Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

sábado, 6 de agosto de 2022

ODIO; HATE

El mundo se  aboca, inexorablemente, a un conflicto, guerra, a nivel mundial. La avaricia, la falta de empatía con los pueblos más necesitados, la soberbia, concluyen en la muerte de millones de personas humanas. Inocentes, que no saben de qué les viene el desastre, mientras que los responsables, verdaderos asesinos y genocidas, están protegidos en sus búnqueres sin miedo ni peligro de que las consecuencias de sus locuras les alcancen.

El ansia de poder del estado norteamericano, el expansionismo criminal de los rusos y el ansia por emular y superar a los anteriores del gobierno chino, están avocando al mundo a un desastre desconocido. La conflagración nuclear de todos contra todos o uno contra todos, va a reducir las posibilidades de supervivencia de la humanidad. Si las cosas no se sosiegan, acabará en tragedia. Una posibilidad, imposible, es que todos los pueblos que hasta de ahora han sido parias, se unan contra los prepotentes.

Las naciones americanas, contra los usa; la nación rusa, contra dictadores como Putin, experiencia ya tienen, acabaron con los zares y con el falso comunismo totalitario. Los chinos, acabaron con milenios de emperadores y en Tiananmen, pudieron acabar con los viejos oligarcas comunistas pero fueron incapaces de darles la puntilla.

Lo anterior demuestra que los pueblos son capaces de acabar con quienes les tiranizan pero son incapaces de matar, antes de nacer, a la serpiente que los tiranizará. Si el mundo quiere sobrevivir, tendrá que volver a levantarse como en siglos anteriores. Es cuestión de supervivencia. Pero observando la sociedad que nos rodea, a los de mediana edad y a los más jóvenes, he de confesar que todas esas tribulaciones e hipotéticas soluciones, las veo como una quimera inalcanzable. Espero que sean capaces de sobrevivir a lo que se avecina.

 

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