Había una vez un país en el que la Justicia, con mayúsculas, estaba secuestrada por una Mafia que eran los encargados por la Constitución de administrarla. Habían hecho un contubernio con un ppartido por el cual estaban conchabados jueces y políticos para beneficiarse mutuamente. Los unos eran beneficiados con cargos y prebendas por los segundos y estos lo eran a través de sus no sentencias y absoluciones o prescripción de los delitos.
Así, mientras una expresidenta de una comunidad nunca fue procesada por sus innumerables delitos, otro expresidente de otra comunidad y de distinto signo político, era condenado a ocho años de cárcel por los mismos delitos.
La exsecretaría general de ese ppartido, expresidenta de otra comunidad distinta y exministra, nunca ha sido encausada a pesar de los numerosos delitos, verificados, en los que ha incurrido. Un estómago agradecido en forma de juez prevaricador, haraganeando por Europa y viviendo a cuerpo de rey durante dieciocho años por obra y gracia de ese ppartido -devuelto a un juzgado cuando pintaban bastos para ese ppartido- se ha negado reiteradamente a procesarla en tanto persigue implacablemente de forma injusta y prevaricadora a otro partido "enemigo" suyo. Sigue al pie de la letra la línea de actuación que un juez argentino indicaba a otro español: "Soy juez para favorecer a mis amigos, joder a mis enemigos y de vez en cuando administrar justicia".
Ahora descubrimos asombrados y cabreados, como una jueza de Benidorm, por desidia y sinqueriendo, ha dejado que la mafia rusa se escape viva sin ninguna responsabilidad y absueltos, por dejación de sus funciones. Por supuesto también andaban por medio afiliados del ppartido
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