El año acaba de dar sus coletazos amargos para muchas gentes, en especial para una familia vecina del pueblo. Ha muerto Amador, el marido de Mª Teresa. De mi edad, así que se va acotando y acortando el trayecto. Hasta ahí, puedo contar.
Por otro lado, también ha fallecido la hermana de mi suegra con 102 años. Todas las ausencias son lamentables para sus deudos, pero unas duelen más que otras.
Y el tío Alfonso, otro vecino próximo y primo hermano de mi padre, con 100 años cumplidos. D.E.P. Vaya final de año.
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