Hoy, vencidos los últymos esfuerzos del enemigo por impedirlo, mi chica y yo nos hemos refugiado en mi patria chica, valga la redondera, para sortear el angustioso sofocón que nos acogota y funde. Dentro de casa, con jersey, aunque fuera, habemus taitantos grados celsius. Solo hace falta una tronadica pa que refresque y una miaja de pan un poco prieto.