La vida te da sorpresas o al menos te brinda coincidencias. Hubo una película, Airbag, que me causó una impresión muy favorable y sobre todo, salía un tipo que, echándole un morro que se lo pisaba, bordaba el trabajo asignado. Habían hecho una apuesta de cien mil pelas por cabeza entre unos cuantos, amañada como no podía ser menos, para comer tortillas de las cuales una estaba envenenada.