Estas fechas, que se suceden a sí mismas, marcaron hitos en una época de mi vida. El 30 de abril por la noche, ahora, se sorteaban las Mayas y tras el sorteo se recorría el pueblo cantando los mayos y a cada moza se le anunciaba el mayo que le había caído. Durante el mes de mayo, prevalecería el mayo incluso sobre el novio para bailar el primer baile con la moza/maya correspondiente. Solo tuve una maya, la emigración impidió un nuevo sorteo. De esto hace 59 años y mi primera y única maya fue Feli; hace años desaparecida.
El 1º de mayo también es un hito importante en mi vida. Comenzó mi vida laboral como pinche de cocina en el hotel Oriente. Anda que no ha bajado agua por el Ebro desde entonces. Por ahí tengo escrita mi odisea hostelera en diversos establecimientos de la nación. Con sus más y sus menos, hasta que me cansé y lo dejé. La experiencia madrileña, de no agradable recuerdo, y el posterior verano en Benicassim, me saturaron o decepcionaron de tal forma que pasé a pertenecer al gremio del metal, empezando de nuevo, hasta mi jubilación. De esto, mañana, hace 58 años.
He de decir que en muchas empresas no me dieron de alta en la SS, sin embargo en el hotel Oriente, lo hicieron desde el primer día y eso me ha sido de gran utilidad a la hora de la jubilación. Por disputas con una despensera, las mujeres siempre me dieron problemas, salí a los dos meses de entrar.
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