Pues sí, con luces y sombras, a trancas y barrancas, con risas y llantos, hoy hace cincuenta años que pasamos por el altar, ya que in illo tempore, no haberlo hecho, hubiera significado un sacrilegio imperdonable. El tiempo demuestra que, no importa de la forma que aceptes el yugo, este se puede mandar a cascala sin contemplaciones. Somos afortunados, pues varios de mis amigos no tendrán la oportunidad de celebrarlo. Aspirar a más, es tentar a la suerte, pero....
Mi nieta me ha felicitado con una frase que seguramente ha sido inducida: "Felicidades yayo, sin vosotros yo no estaría aquí". Caramba, pues es cierto, sin la juventud y la llamada de la vida, podría no haberse producido.
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