Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

jueves, 14 de septiembre de 2023

QUO VADIS, SER HUMANO?

 Cuanto más cerca está el fin, menos respuestas hallo. Muchas veces me he preguntado qué hace aquí el ser humano, y en general, qué hace la vida en el planeta. Doy por supuesto que en el universo existen otras formas de vida o quizá las mismas que aquí, solo las diferencias del hábitat podrían diferenciar esas formaciones. Los miles de millones de existencia del mismo, han podido generar y posiblemente seguirán generando otras, miles, civilizaciones.

Pero ¿para qué estamos aquí, existimos? Es una incongruencia la vida en sí misma. Nacer para morir sin aportar nada al planeta, al contrario, deteriorándolo. ¿Qué lo hace al género humano? Aunque así sea, no le va a servir de nada.

Leyendo el periódico me han venido a la memoria dos visiones que me cupo contemplar. Trabajando en un hotel de Barcelona, las cocinas daban a unos ventanales desde los que se divisaban unas oficinas. Un cabrón, ejerciendo se derecho de pernada y abusando de su posición sin duda, tocaba las tetas de una de las empleadas cada vez que se aproximaba a ella. 

En otras oficinas, estas de la GM de Figueruelas, otro cabrón efectuaba la misma acción: tocaba las tetas de una chica con total impunidad y ante la connivencia de otros cabrones que harían la misma acción con esa u otra trabajadora. Es evidente que no había relación personal entre ellos en ambos casos; de haberla habido, nunca lo hubieran hecho delante de los otros empleados del garito.

Esta noche he tenido un sueño que como todos los sueños, ha sido irreal y estrambótico. He pretendido usar el retrete y solo había una cortina o saco que me dejaba con el culo al aire por lo que creo he ido a buscar algo más "intimo". Luego estábamos buscando algo, posiblemente de comer en una cesta, y no aparecía por lo que mi hija a ido a reclamar a mi nieta por si ella había sido la sustractora. Más tarde estaba en el huerto y Genaro, el molinero, ha pisado por encima de las cebollas, lo cual le he recriminado. Mi pie se ha hundido en la tierra y al sacarlo, ha salido forrado de hormigas de las pequeñitas, una legión, lo cual he comentado con el molinero. Más tarde, me he puesto a escavar unas lechugas o algo así y al final ha aparecido una chica, desconocida pues no puedo hallar parecido, a la cual le he dado un beso en la frente y le he preguntado si quería o querría casarse conmigo. Su respuesta ha sido ¿De verdad?. Y el hechizo se ha acabado, pero me ha dejado dudas y buen recuerdo.

La vida es sueño, y los sueños, sueños son. Al escribir lo anterior, me viene a la memoria la conversación que tuve con un taxista al salir del hospital clínico donde había pasado el día haciendo compañía a mi madre. Esta, al salir de la ducha, se pegó un hostión y fue una odisea su rescate. Le hemos reprochado su mala costumbre de dejar por dentro la llave puesta en la llavera de la puerta. Inútil. El día anterior quité las llaves de mala hostia y le dije que no volvería si las dejaba. Con más morro que el oso hormiguero me contestó: "has lo que quieras". Tuvieron que venir los bomberos a rescatarla y con una UVI móvil la llevaron al clínico. Pudo haberse matado aunque el tozolón fué guapo.

Volviendo al taxista y hablando del motivo por el cual había estado allí, mencioné un verso de un escrito, Elegía a la muerte de mi padre, de Jorge Manrique: "como se pasa la vida, tan callando". Bueno pues el trayecto de vuelta a casa lo empleamos en conversar sobre el tema literario como dos "expertos" aunque ambos más bien éramos legos y lerdos en el asunto. Que si era de Manrique, o de Bécquer, o de La vida es sueño, de Calderón de la Barca. El aludió a "la ópera madrileña" porque no recordaba el nombre de la Zarzuela (no el palacio). Pero lo pasamos bien.

Y no hay tiempo para más.

Imposibilidades

 

 Sacrilegios

 

 Lenguas

 

 

 

 

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