Hoy estrenamos casa. No tengo argumentos sólidos para enarbolar el cambio ante quienes es más que probable los pongan en duda. Yo mismo los pongo en duda. Pero hay un hecho cierto: a lo hecho pecho. Además, tampoco es tan malo estrenar casa. No se tienen las energías e ilusiones que a los cuarenta, pero siempre será un buen retén por si vienen mal dadas en el futuro. Y siempre nos quedará el pueblo.
¡¡Vaya gallega!!