El resultado de las pasadas elecciones, no ha podido ser más catastrófico. Los votantes, esos cerebros reblandecidos por la basura televisiva, han aupado a unos personajes que de golpe y porrazo nos han trasladado al siglo pasado. Pero si eso es malo, lo peor es la falta de escrúpulos y decencia de un partido, delincuente consumado, que está permitiendo que gentes de una catadura moral ínfima, estén ingresando en gobiernos y parlamentos autonómicos. Y no digo nada en ayuntamientos.